No existe disposición que fije los colores del escudo nacional, pero ellos surgen de la natural coloración de sus atributos. El rayado horizontal que ostenta el cuartel superior del ovalo indica que se trata del color azul, conforme a las consuetudinarias leyes de la heráldica. Los colores nacionales argentinos, azul y blanco, constituyen, pues, los dos cuarteles del escudo, dividido por una línea horizontal en la parte media, y se ha entendido que debe ser azul del mismo matiz celeste que la bandera nacional. La pica es de color castaño, por ser su asta de madera; las manos son de color carne; el gorro frigio rojo, de acuerdo con la tradición de la Revolución Francesa; el sol es amarillo oro y los laureles verdes. La cinta que los ata lleva los colores nacionales
Manuel Belgrano hizo estampar un escudo muy similar al actual en el estandarte bendecido en Jujuy el 25 de mayo de 1812, y que luego fue depositado en el Cabildo de dicha ciudad.
En cuanto a la oficialización, sin embargo, el escudo nacional argentino se origina en el sello usado por la Soberana Asamblea General Constituyente de 1813. Hasta que se instaló la Asamblea, el 31 de enero de 1813, no existía un sello para legalizar los actos gubernamentales, pues venían utilizándose los sellos de las armas reales que se estampaban en los documentos durante el Virreinato. Ante tal necesidad, la Asamblea comenzó a utilizar un sello propio, inspirado en un modelo que compuso en 1812 el peruano Antonio Isidro de Castro por disposición de Bernardino Rivadavia y que le había sido presentado al Primer Triunvirato.
Se supone que la adopción sucedió en las primeras sesiones de la memorable Asamblea, pues ya en un decreto del 22 de febrero de 1813, firmado por Alvear y Vieytes, aparece el escudo en un sello de lacre. La primera mención expresa data del 12 de marzo del mismo año, al disponerse que el Supremo Poder Ejecutivo (el Segundo Triunvirato) usase el mismo sello que la Soberana Asamblea, con la única diferencia de la inscripción correspondiente alrededor de los atributos. Otro decreto, fechado el 27 de abril, asigna ya carácter de emblema nacional a ese sello, al ordenar que las armas del rey fijadas en lugares públicos o que figuren en los escudos y banderas de algunas corporaciones sean sustituidas por las armas de la Asamblea (el escudo).
Su forma definitiva quedó fijada en 1900 por Estanislao S. Zeballos, en esos momentos Ministro de Estado; y su arquetipo, establecido en el Decreto 10.302, dictado en Acuerdo General de Ministros el 24 de abril de 1944.
Descripción y significado
Su forma es oval; su campo está dividido en dos cuarteles: el superior, azul celeste, representa la Justicia, la Verdad, la Lealtad y la Fraternidad; el inferior, blanco, es símbolo de Pureza, Fe, Hidalguía, Integridad, Firmeza y Obediencia.
En el cuartel inferior dos brazos diestros desnudos, entrelazan sus manos, representando la unión fraternal de los hombres y de los pueblos, sostienen una pica símbolo de la Autoridad, el Mando, la Dignidad y la Soberanía, en cuyo extremo y ya sobre el campo superior, se ubica un gorro frigio que representa la Libertad, la Igualdad y el Sacrificio.
A ambos lados del escudo, dos guías de laurel, en símbolo de Victoria y de Gloria, unidos bajo el blasón con un lazo de cinta con los colores nacionales.
En la parte superior, un sol naciente, en oro, con rayos flamígeros y rectos alternados, representa la Verdad, la Majestad y la Prosperidad y posee el sentido de una nueva Nación que surge al concierto universal, plena de esplendor y de gloria, pura y radiante como el Sol, cuyo deseo es vivir luminosamente, en eterno amanecer.
En cuanto a la oficialización, sin embargo, el escudo nacional argentino se origina en el sello usado por la Soberana Asamblea General Constituyente de 1813. Hasta que se instaló la Asamblea, el 31 de enero de 1813, no existía un sello para legalizar los actos gubernamentales, pues venían utilizándose los sellos de las armas reales que se estampaban en los documentos durante el Virreinato. Ante tal necesidad, la Asamblea comenzó a utilizar un sello propio, inspirado en un modelo que compuso en 1812 el peruano Antonio Isidro de Castro por disposición de Bernardino Rivadavia y que le había sido presentado al Primer Triunvirato.
Se supone que la adopción sucedió en las primeras sesiones de la memorable Asamblea, pues ya en un decreto del 22 de febrero de 1813, firmado por Alvear y Vieytes, aparece el escudo en un sello de lacre. La primera mención expresa data del 12 de marzo del mismo año, al disponerse que el Supremo Poder Ejecutivo (el Segundo Triunvirato) usase el mismo sello que la Soberana Asamblea, con la única diferencia de la inscripción correspondiente alrededor de los atributos. Otro decreto, fechado el 27 de abril, asigna ya carácter de emblema nacional a ese sello, al ordenar que las armas del rey fijadas en lugares públicos o que figuren en los escudos y banderas de algunas corporaciones sean sustituidas por las armas de la Asamblea (el escudo).
Su forma definitiva quedó fijada en 1900 por Estanislao S. Zeballos, en esos momentos Ministro de Estado; y su arquetipo, establecido en el Decreto 10.302, dictado en Acuerdo General de Ministros el 24 de abril de 1944.
Descripción y significado
Su forma es oval; su campo está dividido en dos cuarteles: el superior, azul celeste, representa la Justicia, la Verdad, la Lealtad y la Fraternidad; el inferior, blanco, es símbolo de Pureza, Fe, Hidalguía, Integridad, Firmeza y Obediencia.
En el cuartel inferior dos brazos diestros desnudos, entrelazan sus manos, representando la unión fraternal de los hombres y de los pueblos, sostienen una pica símbolo de la Autoridad, el Mando, la Dignidad y la Soberanía, en cuyo extremo y ya sobre el campo superior, se ubica un gorro frigio que representa la Libertad, la Igualdad y el Sacrificio.
A ambos lados del escudo, dos guías de laurel, en símbolo de Victoria y de Gloria, unidos bajo el blasón con un lazo de cinta con los colores nacionales.
En la parte superior, un sol naciente, en oro, con rayos flamígeros y rectos alternados, representa la Verdad, la Majestad y la Prosperidad y posee el sentido de una nueva Nación que surge al concierto universal, plena de esplendor y de gloria, pura y radiante como el Sol, cuyo deseo es vivir luminosamente, en eterno amanecer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario